Un tema instrumental de Quilapayún y el uso metafórico de la agreste planta que crece en el campo y que simboliza la rebeldía explican el nombre de uno de los mejores grupos aportado por el Canto Nuevo a la música chilena. A la vez grafican el rol que jugó este conjunto en una época en que el arte estaba constreñido por la censura y la autocensura, pero en la que también buscaba un lenguaje que disimuladamente sirviera para resistir el oscurantismo y la represión impuestos tras el golpe de Estado de 1973.