Su gusto amplio por el rock, el hip-hop y el metal llevaron al productor Pavez a juntarse con el cantante Sergio Carrizo, quien le ayudó en la composición, los arreglos y las voces del primer disco con el que el grupo se acercó a un público adolescente que consumía programas juveniles y teleseries. Concentrándose en temàticas cómo el placer, vibraciones corporales y la figura femenina y de la mano del entonces activo sello Warner, el disco fue recibido con amplia difusión y aprobación dentro del país.